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La gran apuesta

enero 24, 2010 Deja un comentario
Bilbao ha decidido mover ficha y jugársela. Una alianza empresarial diseñada a tres bandas descubrirá a finales de 2010 una de las intervenciones urbanísticas más rutilantes llevada a cabo en los últimos años en la capital vizcaína. La operación conjuga los negocios de juegos, espectáculos y hoteleros, y llega de la mano de las tres compañías que lideran estos sectores en el norte de España. El Circuito Coliseo, principal exhibidora cinematográfica de la cornisa cantábrica; el Gran Casino Nervión, que explota también el de San Sebastián; y Sercotel, la segunda firma nacional en la comercialización hotelera de marcas independientes, sellaron un acuerdo para emplazar el casino más vanguardista y «lujoso» de España en el antiguo cine de Alameda de Urquijo. Esta iniciativa pretende reforzar también una oferta hotelera con la apertura de un nuevo establecimiento de cuatro estrellas.
Los promotores de esta iniciativa han confiado los trabajos de ingeniería y construcción a las mismas sociedades -Lantec e Inbisa- para «abaratar» costes y «permitirse un respiro», dada la delicada situación económica. Con la alianza que cerraron en 2007 con Alejandro Beitia, director general de la cadena de cine, pretenden impulsar una apuesta que tendrá como escenario uno de los edificios más emblemáticos del centro de la capital vizcaína. El proyecto persigue revitalizar la débil oferta de ocio existente en la ciudad y mantener el pulso turístico con el funcionamiento de modernos complejos. El nuevo casino, que abandonará la sede de La Sociedad Bilbaína, en la calle Navarra, donde se sitúa desde 1996, abrirá sus puertas a finales de año, «seguramente en diciembre», explicó la directora general del centro, María Ortiz Cañavate.
El edificio ocupará una superficie neta de casi 5.000 metros cuadrados, distribuido en dos plantas, además de un sótano, donde se habilitará el parking, de uso exclusivo para los clientes del casino y con capacidad para medio centenar de vehículos. El aparcamiento, de 1.500 metros cuadrados, ofrecerá un servicio exclusivo de aparcacoches con el fin de dar «un toque de distinción». Se trata de un estilo que rompe, en definitiva, con la imagen clásica de los salones tradicionales de juego y que tratará de operar con «una mayor amplitud de miras», explica Ortiz.
«Un deterioro alarmante»
 
 
Además de con las clásicas ruletas y las cada vez más de moda partidas de póquer, intentará ganarse la confianza del público con un restaurante con capacidad para 400 comensales y una sala «flexible» que se utilizará como sede de exposiciones artísticas y toda clase de eventos, incluidos espectáculos musicales y desfiles de moda. La dirección del centro busca combinar la faceta propiamente lúdica con la de ocio.
Pese a que las obras de demolición arrancaron en marzo de 2008, el vaciado y cimentación de la que fue la sala cinematográfica más antigua de Bilbao oculta todavía a los transeúntes el interior donde en menos de once meses comenzarán a correr las fichas bajo la atenta mirada de los crupiers. Un espectacular andamiaje tapa también la fachada de esta vieja sala, inaugurada en 1916 y catalogada como de Protección Histórica. El Coliseo presentó en sus últimos años de actividad un deterioro «tan alarmante» que el Ayuntamiento de Bilbao dio varios toques de atención a sus propietarios ante el riesgo de desprendimiento de la cornisa.
Los dueños, que han asumido el compromiso de costear la rehabilitación, desistieron de habilitar un complejo multicine por la elevada inversión que planteaba -cercana a los seis millones de euros- y la ininterrumpida caída de espectadores, que cuestionaba la rentabilidad del negocio. Las directrices recogidas en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) han obligado, por tanto, a restringir las actuaciones y dejar intacta su parte delantera, incluidos sus espectaculares ventanales.
El ordenamiento municipal también limita las actuaciones que se están llevando a cabo en estos momentos, ya que, pese a disponer de una superficie de 14.500 metros edificables, la Corporación ha recortado sobremanera el área de actuación. El 20% del solar se ha reservado para el acondicionamiento de patios interiores, que aportarán grandes haces de luz a las tres plantas -de la segunda a la cuarta- que recorrerá el hotel, que dispondrá en la planta -2 de un aparcamiento propio. Gestionado por Sercotel, contará con 98 habitaciones, de las que ocho serán suites, de más de 50 metros cuadrados cada una. La empresa busca captar al «’travel business’» y a los «viajeros urbanos» de los fines de semana.
No obstante, la mayor parte del espacio -algo más de la mitad- lo ocupará el Gran Casino Nervión, que se mantiene fiel a la «filosofía» de apostar por una sede que ha tardado varios años en encontrar al exigir dos condiciones indispensables: hallar un lugar céntrico y un edificio «histórico y con clase. En el que llevamos desde hace trece años se nos había quedado muy pequeño», confiesa María Ortiz Cañavate.
Las nuevas instalaciones reproducirán la distribución actual, ya que ocuparán dos plantas -la baja y la primera-, pero duplicarán la superficie. Con casi 1.800 metros cuadrados útiles, frente a los 350 actuales, la planta baja, a la que se accederá desde Alameda de Urquijo, se reservará para las salas de máquinas y juegos. La estancia estrella incluirá las atracciones preferidas de los jugadores: los salones de ruleta francesa y americana, el black-jack, punto y banca… También habrá una zona ‘vip’. El espacio se completará con un bar al que se ha dotado de un elemento del que carece el de la Sociedad Bilbaína: un amplio escenario. El recinto dispondrá de un aforo total de 590 personas, lo que permitirá doblar su capacidad, ya que el de la calle Navarra permitía únicamente el acceso a 350 personas como máximo.
«No ‘comer’ a la gente»
 
 
El acceso se realizará a través de un hall que rompe con la estética tradicional de los casinos al uso. De estilo minimalista, pretende trasladar un ambiente cálido y «desdramatizar» la decoración típica de estas salas «para no quedarnos anclados en el pasado». Este estilo «se ‘come’ a mucha gente», reconoce Alejandra Ruiz Navarro, arquitecta de Lantec. En su nueva aventura, el casino ‘juega’ con unos aires más modernos con la intención de buscar «nuevos clientes» sin perder a los «habituales. Queremos que la gente venga a jugar, evidentemente, pero también a pasar un buen rato y a divertirse».
Para conseguir este objetivo, prescindirá de las columnas de estilo clásico y moquetas de colores llamativos. Rehúye los rojos habituales y abrazará los grises. Adecuará un ambiente «tranquilo y de sosiego», mediante el revestimiento de las paredes del vestíbulo con maderas claras de roble americano y enfundando las columnas de cuero. Los suelos los cubrirá con piedra. En las zonas de juego primará la estética psicodélica, que retrotraerá a los años setenta. Apuesta por los techos modulares y con espejos para transmitir una sensación de mayor amplitud. Otras paredes se recubrirán de retroiluminadores y planchas de metal, además de ‘islas de luces’ en tonos rosas, morados, verdes y azules. «Se equilibrarán los materiales para evitar un ambiente gélido».
400 comensales
 
La primera planta será aún mayor. Con 1.900 metros cuadrados tendrá un «carácter multiusos» y mostrará «una enorme flexibilidad», ya que se adecuará «a las necesidades de los clientes» mediante el funcionamiento de estructuras panelables. La dirección pretende aprovechar el restaurante para la celebración de bodas y cenas de empresa, ya que cuadruplicará la superficie actual y permitirá la estancia de 400 personas.
Esta primera planta incorporará también salas multifuncionales que se reservarán para presentaciones, congresos, distintos eventos culturales y torneos rápidos de póquer. En línea con los tratamientos más modernos, los suelos de esta zona -a la que los clientes del hotel tendrán acceso directo, así como a la de juegos- se cubrirán de ‘bolon’, un tejido vinílico usado en los restaurantes, museos y teatros más prestigiosos de Europa.
Además de embellecer la fachada principal, de la que ocupará 43 metros de longitud, el plan de obra cuidará también la parte que da a la calle Lutxana. Reservará este tramo para facilitar los accesos al garaje y al bar que habilitará para el público en general, pero desde el que no se podrá pasar al casino.